Práctica 21: La educación del futuro
El año 2030.... pues no está tan lejos! Faltan 11 años pero, teniendo en cuenta la acumulación histórica de los avances tecnológicos quizá nos encontremos en un contexto completamente diferente al que conocemos en la actualidad. O quizás no. Yo dejé el instituto hace 18 años y en lo sustancial no ha habido grandes cambios. Cambios de planes de estudios. Cambios tecnológicos, ya que entonces funcionábamos con transparencias o pizarras analógicas de toda la vida. Pero por lo demás, aparentemente, es bastante similar a como es en la actualidad. Incluyendo los programas pedagógicos. No parece que en la práctica se haya cambiado demasiado. El mayor cambio que veo es posiblemente el desapego en general de las familias hacia todo lo que tenía que ver con los estudios de los hijos. No que no se preocuparan, sino que la relación de las familias con los centros escolares era prácticamente inexistente. Los padres en el colegio iban una vez al año a hablar con el tutor. En el instituto no creo que mis padres fueran nunca ha hablar con el tutor. Solamente se convocaba a los padres de algún estudiante que la liara de manera especialmente gorda. Si no, no.
Entonces la verdad es que los profesores no se preocupaban demasiado por nada relacionado con la orientación o las tutorías. Las tutorías eran horas en las que los delegados hacían alguna reclamación conjunta y el resto del tiempo era para hacer deberes o para que el profesor tutor diera algo de su materia que no le hubiera dado tiempo de dar en clase. Aparentemente sí debía de haber orientadores, pero jamás supe ni dónde estaban ni a qué se dedicaban ni conocí a nadie que hubiera hablado con ellos. Toda esa parte de la educación es algo completamente nuevo para mí. En el colegio, hace mucho más tiempo, sí que sé que había orientadores porque una les dijo a mis padres que tenía buen oído que por qué no me apuntaban a música. No tengo ningún recuerdo concreto de haber hablado con nadie pero el caso es que me apuntaron a música. Nunca se lo agradeceré bastante a esa orientadora, fuera quien fuera.
Creo que también ha cambiado mucho el trato entre profesores y alumnos. En el colegio el trato en general era muy distante, algo más cercano en el instituto. Pero los profesores básicamente asistían para impartirnos conocimientos y no para mucho más. He visto castigos físicos en aula: poner de rodillas en el suelo, poner cara a la pared, sujetar libros con las dos manos, y no hace tanto. Siendo más pequeña también recuerdo algún capón o colleja a algún alumno. No sé si esto estaba permitido entonces, imagino que no, pero aunque no era habitual, pasaba. En la actualidad es algo absolutamente impensable. Y me parece maravilloso que sea impensable.
Pero si estuviera en el año 2030... posiblemente me llamara la atención los métodos pedagógicos obsoletos que, tengo entendido, se siguen impartiendo en la actualidad. Clases de historia donde el profesor dicta apuntes a sus alumnos, sin ninguna explicación. Donde la palabra del profesor es la verdad y no se puede contradecir. Donde no se facilita la investigación propia ni la disidencia ideológica en algunos casos. Y donde en general la actividad del aula es bastante vertical. Donde se mandan deberes a veces sin mucho sentido y se desprecian intereses personales de los alumnos. Espero que en el año 2030 haya una nueva generación de docentes que intenten que sus alumnos crezcan como personas y que les motiven e incentiven sus propios intereses personales. Que no se les corten las alas.
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